El catenaccio: cómo superar la parte práctica sin arriesgar más de la cuenta
A comienzos de los años 90, el fútbol masculino italiano era la gran referencia mundial. No solo por la calidad de sus jugadores o la pasión de sus tifosi, sino por un estilo de juego tan pragmático como eficaz: el catenaccio. Equipos como el Milán de Capello o la Juventus dominaban Europa gracias a un sistema táctico basado en el orden defensivo, la disciplina y la eficacia. En ese contexto, un fichaje pasó casi desapercibido para el gran público, pero no deja de ser fascinante: Luigi Maifredi, técnico italiano que había dirigido a la Vecchia Signora, llegó como nuevo entrenador del modesto Albacete Balompié. Su objetivo no era revolucionar el ataque, sino blindar la defensa. Evitar errores. Minimizar riesgos. Resistir.
En las oposiciones docentes, especialmente en la resolución de los supuestos prácticos, esta filosofía sigue siendo sorprendentemente válida (Puedes ver más sobre ellos en este fantástico artículo de Óscar García Busto). No se trata de meter cinco goles, sino de no encajar ninguno evitable. A veces, no dominar por completo un ejercicio no significa perder el partido. Pero escribir algo claramente erróneo puede convertirse en una goleada en contra.
Jugar a defenderse también es una estrategia
En la parte práctica de la oposición, ya sean comentarios de texto, análisis de fuentes visuales, interpretación de mapas o resolución de ejercicios específicos de tu especialidad, el tribunal evalúa competencia, claridad y rigor. No se espera que lo sepas todo, pero sí que sepas manejar lo que sabes. Esto implica una gestión inteligente del examen: si te enfrentas a varios ejercicios y uno o dos no los dominas del todo, no los dejes en blanco, pero tampoco te aventures a improvisar conceptos que no manejas. Aporta lo que puedas con seguridad, aunque sea poco. Como en el catenaccio, a veces un empate vale más que una derrota por intentar marcar a lo loco.
¿Por qué arriesgar puede salir mal?
Cometer un error grave, en el caso de Geografía e Historia fechas inventadas, autores equivocados, interpretaciones forzadas, no solo resta en ese ejercicio. También genera una impresión negativa que puede influir en cómo se valora el resto de tu prueba. Un tribunal está compuesto por docentes que valoran el conocimiento, sí, pero también la madurez y el criterio. Y saben distinguir cuándo alguien está jugando fuera de su zona de seguridad.
Por eso, te damos algunos consejos para afrontar esta parte con cabeza:
- Evalúa primero, escribe después: al recibir los ejercicios prácticos, analiza cuáles dominas y cuáles no. Dedica más tiempo a los que puedas resolver con solvencia, y plantea una estrategia sobria para los que no.
- En lo difícil, mantén el tipo: si un ejercicio se te escapa, no lo abandones. Resume ideas generales, contextualiza, indica lo que sí reconoces (una corriente historiográfica, un elemento cartográfico, un siglo clave…). Aporta lo que puedas, sin forzar.
- Evita las “burradas”: nunca inventes. Mejor escribir una línea correcta que un párrafo lleno de errores. Es preferible parecer prudente que temerario.
- Sé claro y ordenado: la presentación importa. Usa conectores, estructuras lógicas (introducción-desarrollo-conclusión), terminología precisa y un tono académico. Cuida tu caligrafía, tu ortografía y tu puntuación.
- Piensa en el todo: el tribunal no espera perfección, pero sí equilibrio. Si resuelves con firmeza dos ejercicios y demuestras sensatez en los otros, tu nota reflejará ese buen hacer general.
Cómo lo entrenamos en ENE Oposiciones Nortesport
En nuestras clases trabajamos esta mentalidad desde el inicio. Analizamos modelos de supuestos reales, practicamos su resolución bajo presión, y sobre todo, enseñamos a “no perder el partido”. Saber cuándo atacar y cuándo contenerse es parte del aprendizaje. Lo importante no es arriesgar sin sentido, sino mostrar profesionalidad, capacidad de análisis y criterio docente.
De hecho, una de las claves está en entender que el examen práctico no es un test de memoria, sino de madurez. Quien sabe lo que no sabe y actúa en consecuencia, demuestra más competencia que quien improvisa sin control.
En resumen
A veces no ganar es, en realidad, no perder. Y eso puede marcar la diferencia entre el aprobado y el suspenso, entre quedar fuera y tener plaza. En los supuestos prácticos de la oposición, más que brillar a toda costa, conviene no mancharse. Mantén la línea, como hacía Maifredi en el Albacete, y demuestra que, aunque no siempre marques gol, tampoco vas a encajar por despiste.
Porque recuerda: una respuesta prudente, aunque incompleta, puede sumar. Una temeraria, puede restarlo todo. Entrena con criterio. Responde con cabeza. Juega como si fueras un defensa italiano de los 90. Porque en las oposiciones, también hay partidos que se ganan sin necesidad de meter un gol
Créditos imagen: recraft.ai
